“Seldom se acercó y cuando le tocó con dos dedos el hombro (a Mrs. Eagleton) la cabeza se derrumbó pesadamente a un costado. Vimos al mismo tiempo los ojos abiertos y espantados y dos huellas paralelas de sangre que le corrían desde la altura de la nariz por la barbilla hasta unirse en el cuello”.
Autor: Guillermo Martínez
Libro: Crímenes imperceptibles